El primer disco de Bob Dylan, llamado como él, salió publicado un 19 de marzo de 1962, y no se parecía en nada a la música popular que estaba sonando en ese momento. Lo que estaba de moda era el twist, y las 11 primeras canciones que aparecían en la lista de Billboard así lo atestiguan, en todas ellas aparecía la palabra twist por algún lado: Dear lady twist, de Gary U.S. Bonds; Twisting’ the night away, de Sam Cooke; Hey, let’s twist, de Joey Dee and the Satrlighters; Twisting postman, de las Marvelets; y Alvin twsit, de los Chipmunks. Además, un nuevo grupo de California, los Beach Boys, alcanzaban el puesto número 77 de la lista, con su primer single, Surfin.
Para la mayoría de los estadounidenses, los Kingston Trio eran la encarnación de la música folk. Su limpia y dulce versión de Where have all the flowers gone?, de Peter Seeger, alcanzó el puesto número 25 en las listas. Dylan también era un gran fan de Seeger, pero su voz no tenía nada en común con la del trío de California. El cantautor de Minnesota, que entonces tenía 20 años, había estado tocando en los bares de Nueva York durante un año, interpretando canciones folk con su ya característica voz nasal, y por aquel entonces parecía completamente imposible que llegara a sonar en la radio.
Fue un ejecutivo de Columbia, John Hammond, el primero que descubrió el enorme potencial de Dylan. Hammond, que entonces tenía 51 años y se había hecho famoso por descubrir a Billie Holiday y muchas otras leyendas del jazz, conoció a Dylan mientras tocaba la armónica para una sesión de grabación de la cantante folk Carolyn Hester. “Estábamos todos sentados alrededor de la mesa de la cocina de mi apartamento”, le explicó Helster al biógrafo de Dylan, Howard Sounes, en su libro Down the highway: The life of Bob Dylan. “Bob comenzó a tocar la harmónica, Jon se giró y no pudo apartar su mirada del joven cantautor”. Su interés fue en aumento cuando descubrió que él mismo escribía sus canciones.
Justo en aquella época, Dylan actúo de telonero para los Greenbriar Boys y se ganó una crítica muy positiva en The New York Times, firmada por el escritor pop Robert Shelton. Hammond no necesitó nada más para convencerse, y así, el 25 de octubre de 1961 Dylan firmó un contrato de cinco años con Columbia. Al mes siguiente, Dylan entró en el estudio de grabación para grabar su primer álbum. Lo hizo todo en seis horas (repartidas en dos días) y costó unos 300 euros (400 dólares, aproximadamente).
“Sentí una emoción de violencia y rabia que me recorría el cuerpo”, dijo Dylan. “Yo simplemente toqué la guitarra, la armónica, canté todas esas canciones y ya está. Mr. Hammond me preguntó si quería repetir algún tema y yo le dije que no. No puedo soportarme a mi mismo cantando dos veces seguidas el mismo tema. ¡Eso es terrible!”, afirmó Dylan.
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