Tras el anuncio del rescate por parte del Eurogrupo anteayer y aprovechando que estamos en plena Eurocopa, Rajoy ha anunciado hoy en rueda de prensa las medidas que tomará para devolver la confianza a los mercados. En este caso serán dentro de la industria musical, donde “va a estallar el obús de la flexibilidad”, según el presidente. Lo primero que nos afectará a todos será que, con el fin de ahorrar en energía eléctrica, los conciertos tendrán una duración limitada y las canciones tendrán que acabar en la marca de los cuatro minutos, “incluso si es en medio de un solo”. Los fans españoles del grupo Dream Theater ya han propuesto una huelga general, contrastando con los fans del hardcore y punk español, muy optimistas ante la reforma. Quedan exentas de esta limitación las verbenas de pueblo, pasodobles y chotis por ser “productos de primera necesidad”.
Para los artistas también serán tiempos duros ya que, en caso de despido, las discográficas podrán pagar solamente “tres canciones por álbum publicado, dos si se trata de recopilatorio”. Ante el previsible aluvión de nuevos desempleados musicales, el ejecutivo ha trazado también contingencias de recolocación. Los indies en el paro podrán trabajar diseñando camisas de cuadros en empresas como Indietex o creando nuevas gafas de diseño a la última. Dado el número de bandas alternativas españolas que sobran, se espera un repunte en el sector que coloque a España “a la cabeza de la moda, como París o los Starbucks”. Los heavies también tendrán un hueco dentro de la industria metalúrgica ya que “saben mucho del tema” y por su parte, los raperos se dedicarán a a vigilancia de los barrios más desfavorecidos porque “acojonan a los kinkis”. “Todos ganamos”, afirmó Rajoy, sin querer entrar en debates nominales.
A su vez, otra polémica prohibición se ha colado entre los recortes y afectará a los cámpings para festivales. A partir de ahora en cada tienda no podrá haber más de dos personas a la vez con el fin de evitar altercados tipo 15-M. Esta medida, argumenta el presidente, “aumentará la muy necesitada natalidad española, que ya se sabe que entre el calorcito, el coñazo de escuchar a los Arctic por quinta vez en un verano y la bajada del precio del calimocho, seguro que incitan a los jóvenes al frufrú”. Como efecto colateral, a mayores se aumentará el ahorro en porras nuevas para los anti-disturbios, ya que “había un alarmante gasto, comía mucho presupuesto y ya no se usarán tanto”.
Pese a que “estas medidas hacen menos gracia que la subida de precios del Resurrection Fest cada año que pasa”, se llama a apreciar el lado positivo: habrá más empleo en otros sectores, más ahorro, menos bandas alternativas que no gustan a nadie y menos solapaciones en los festivales. Rubalcaba, como líder de la oposición, ha mostrado su satisfacción de que en las negociaciones se lograse “no reducir el número de colaboraciones por disco” y no afecte por tanto a su querido Pitbull. Desde aquí todo nuestro apoyo a los principales afectados, aunque peores tiempos están por venir.
QUE TE FOLLEN RAJOY.
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